La cinematográfica adaptación de la obra literaria "El nombre de la rosa", concebida por el prolífico Umberto Eco, se erige como un paradigma del misterio ambientado en los intrincados corredores de la Edad Media. Bajo la dirección magistral de Jean-Jacques Annaud, esta obra maestra protagonizada por los venerables Sean Connery y Christian Slater, despliega una trama que sumerge al espectador en las investigaciones de un erudito monje franciscano y su joven aprendiz, quienes se enfrentan a la oscura maraña de asesinatos que asolan una abadía benedictina.
- El título mismo, "El nombre de la rosa", no solo constituye un mero señuelo, sino que encierra un enigma filosófico. Eco, con su proverbial maestría, alude a la rosa como símbolo de la acumulación de significados que, con el transcurso del tiempo, despojan a la esencia de su verdadera naturaleza. De esta manera, Eco nos invita a reflexionar sobre la relatividad y complejidad inherentes al conocimiento humano.
- La elección del legendario Sean Connery para encarnar a fray Guillermo de Baskerville no fue una decisión predestinada. Antes de que Connery asumiera el desafío, otros ilustres nombres como Jack Nicholson, Michael Caine, Ian McKellen, Marlon Brando, Paul Newman e incluso Robert De Niro, manifestaron su interés. Sin embargo, las diferencias creativas, como la propuesta de De Niro de concluir la película con un épico duelo de espadas, obstaculizaron su participación.
- En el corazón de la trama, Christian Slater, con tan solo 15 años de edad, personifica al novicio Adso de Melk. Su selección entre más de 3.000 aspirantes fue un triunfo de la audición. No obstante, su travesía en el rodaje estuvo marcada por desafíos que trascendieron la actuación: desde dominar un acento inglés hasta aprender equitación, pasando por una angustiante intoxicación alimentaria que amenazó su vida.
- El escenario majestuoso que sirvió como telón de fondo para la película fue una réplica minuciosa de un monasterio medieval, erigida en una colina cercana a Roma. Cada detalle, desde la piedra hasta el yeso, se inspiró en planos y grabados de la época. La autenticidad de esta construcción deslumbró a los visitantes, quienes erróneamente creían estar frente a un monumento histórico real.
- El rodaje, que se extendió a lo largo de cinco arduos meses, se llevó a cabo en condiciones adversas que desafiaron la resistencia del equipo. Las inclemencias climáticas, desde el frío penetrante hasta la densa niebla, fueron solo el preludio de una serie de incidentes que marcaron la producción: incendios accidentales, caídas de caballos y huelgas técnicas, entre otros.
- A pesar de su fidelidad a la trama principal, la película optó por simplificar y obviar diversos aspectos filosóficos, teológicos y literarios presentes en la novela de Eco. Esta decisión redujo el alcance de temas como la lógica, la semiótica y la hermenéutica, y modificó el desenlace, que en la obra original se distingue por su ambigüedad y tragedia.
- El descaro con el que la película aborda escenas de sexo y violencia generó controversia y censura en varias regiones. Entre estas, la escena del despertar sexual de Adso con una campesina, encarnada por Valentina Vargas, ocupó un lugar destacado. Para sortear las restricciones, se optó por reducir la duración de la secuencia y recurrir a una doble de cuerpo para Slater.
- La crítica de algunos sectores de la Iglesia católica, que denunciaron la supuesta difamación de la institución, contribuyó a avivar la polémica en torno a la película. A pesar de las acusaciones de sectarismo, otros líderes religiosos elogiaron su valía artística y cultural, marcando así un contrapunto en la recepción eclesiástica.
- El éxito comercial de la película, que superó los 77 millones de dólares en recaudación mundial, se vio respaldado por el reconocimiento crítico. La interpretación magistral de Connery, la ambientación meticulosa, la fotografía cautivadora y la banda sonora envolvente fueron solo algunos de los elementos que catapultaron a la película hacia la gloria de los premios y nominaciones, incluyendo el BAFTA para Connery y el César para Annaud.
- Para Sean Connery, la película representó un resurgimiento en su carrera tras haber dejado atrás el icónico papel de James Bond. El reconocimiento y el prestigio que obtuvo con su interpretación en "El nombre de la rosa" marcaron un hito en su trayectoria profesional, revitalizando su conexión con el público y la industria cinematográfica.
- El ascenso al estrellato de Christian Slater tras su participación en "El nombre de la rosa" parecía imparable. Sin embargo, a pesar de convertirse en uno de los jóvenes actores más solicitados de Hollywood, su trayectoria se vio ensombrecida por luchas personales. Los problemas con las drogas y los roces con la ley eclipsaron temporalmente su brillante carrera.
- La riqueza narrativa de la película se ve enriquecida por numerosos guiños y homenajes a obras literarias y cinematográficas icónicas. La figura de Guillermo de Baskerville, en su vertiente detectivesca, rinde tributo al inmortal Sherlock Holmes y su célebre aventura "El perro de los Baskerville". Además, la presencia del enigmático Jorge de Burgos evoca la figura del ciego y erudito escritor Jorge Luis Borges, mientras que la intrincada biblioteca nos transporta a los laberintos mentales del clásico de Stanley Kubrick, "El resplandor".
- Entre el elenco de talentosos actores, emergen figuras que posteriormente alcanzarían la fama por otros papeles destacados. Desde Ron Perlman, quien encarnó al jorobado Salvatore antes de convertirse en el legendario Hellboy, hasta Michael Lonsdale, cuyo memorable villano en "Moonraker" perdura en la memoria de los aficionados al cine de James Bond.
- La trascendencia de "El nombre de la rosa" se prolonga más allá de la pantalla grande con su secuela, "El nombre de la rosa: El enigma final", una serie televisiva que retoma la esencia de la novela original. A través de ocho episodios, la trama se enriquece con nuevos personajes y tramas, entre las que destacan una intriga política, una secta herética y una profecía apocalíptica.
- A pesar del meticuloso cuidado por los detalles históricos, la película no estuvo exenta de errores, como lo señaló el propio Umberto Eco. Una escena en particular, que muestra a un monje leyendo un libro de Aristóteles titulado "De animalibus", despierta la crítica por su anacronismo. Eco lamentó este descuido, evidenciando la complejidad de recrear con fidelidad un período histórico tan lejano.
Hola, gracias por escribir, Cinéfilos Del Mundo siempre le dará una buena bienvenida a tus opiniones.