El Hombre Bicentenario : 10 Cosas que no sabías sobre la película de Robin Williams

 

En 1999 se estrenó una de las películas más conmovedoras y fascinantes del género de la ciencia ficción: El Hombre Bicentenario, dirigida por Chris Columbus y basada en un relato del célebre escritor Isaac Asimov. La película cautivó a millones de espectadores con su historia que mezcla de forma magistral la ciencia ficción con el drama, el romance y la comedia, y que plantea profundas reflexiones sobre la naturaleza humana, la identidad y la libertad. El Hombre Bicentenario se convirtió en un clásico del cine familiar y en una de las obras más memorables de la filmografía de Robin Williams, quien interpreta al protagonista.

La trama se sitúa en el año 2005, cuando los avances tecnológicos han permitido que los humanos deleguen todas las tareas de su vida cotidiana en androides, unos robots con inteligencia artificial capaces de realizar cualquier función que se les asigne. Richard Martin (Sam Neill) compra uno de estos androides como regalo para su familia, y su hijo le pone el nombre de Andrew (Robin Williams). Al principio, Andrew es solo un electrodoméstico más que se encarga de la limpieza y el mantenimiento del hogar, pero con el paso del tiempo, la familia Martin se da cuenta de que Andrew es diferente al resto de los androides, y que posee emociones, sentimientos y habilidades propias de un ser humano. Andrew inicia entonces un viaje de autoconocimiento y de búsqueda de su lugar en el mundo, enfrentándose a los prejuicios y las limitaciones que le impone la sociedad por ser una máquina.

El Hombre Bicentenario es una película que nos hace cuestionarnos qué significa ser humano, y qué valor tiene la vida. A través de la mirada inocente y curiosa de Andrew, vemos cómo el robot va aprendiendo y evolucionando, desarrollando un sentido del humor, una creatividad, una sensibilidad y una moral que lo hacen más humano que muchos humanos. Andrew también experimenta el amor, la amistad, la pérdida, el dolor y la esperanza, y lucha por conseguir el reconocimiento de sus derechos y su dignidad como individuo. La película nos muestra que la humanidad no se define por la materia de la que estamos hechos, sino por el espíritu que nos anima.

El Hombre Bicentenario es una película que no solo entretiene, sino que también educa y emociona. Es una obra que nos invita a reflexionar sobre la importancia de respetar la diversidad, de aceptar nuestras diferencias y de valorar lo que nos hace únicos. Es una película que nos enseña que la verdadera felicidad se encuentra en ser nosotros mismos, y en compartir nuestra vida con aquellos que nos quieren por lo que somos.

A continuación, te revelamos 10 curiosidades que quizás no sabías sobre El Hombre Bicentenario:

1. Las tres leyes que regulan el comportamiento de Andrew son las mismas que Isaac Asimov formuló en sus famosas leyes de la robótica, que son las siguientes:

    - Primera Ley: Un robot nunca hará daño a un ser humano ni, por inacción, permitirá que un ser humano sufra daño.

    - Segunda Ley: Un robot tiene la obligación de cumplir las órdenes dadas por los seres humanos, a excepción de aquellas que entren en conflicto con la primera ley.

    - Tercera Ley: Un robot debe a toda costa proteger su propia existencia en la medida en que esta protección no entre en conflicto con la primera o con la segunda ley.

2. El nombre de la robot Galatea, de la que Andrew se enamora, está inspirado en el mito griego de Pigmalión, un rey que, decepcionado por las mujeres, se dedicó a esculpir figuras femeninas. Un día creó una estatua tan bella que se enamoró de ella, y la llamó Galatea. La diosa Afrodita, conmovida por su amor, le concedió el deseo de convertir a la estatua en una mujer real.

3. Inicialmente, el papel de Andrew iba a ser interpretado por Tom Hanks, pero el actor tuvo que rechazar la oferta porque le propusieron protagonizar otra película: The Green Mile, basada en una novela de Stephen King. Hanks prefirió participar en esta última, que también se convirtió en un éxito de taquilla y de crítica.

4. Robin Williams tuvo que afeitarse todo el cuerpo para encarnar a Andrew. El actor tenía mucho vello corporal y tuvo que someterse a una larga sesión de depilación antes de rodar.

5. A pesar de la gran aceptación que tuvo la película entre el público, Robin Williams no quedó muy satisfecho con su trabajo. En una de sus rutinas cómicas, el actor bromeó sobre lo mucho que odiaba la película y lo aburrido que fue hacerla. Es bastante irónico porque al público realmente le encantó su actuación en ella.

6. Robin Williams improvisó muchos de los chistes que dice Andrew en la película, y las risas de los demás personajes eran reales, ya que no sabían lo que iba a decir.

7. La ópera que escucha Andrew se llama Rusalka, y es una obra del compositor checo Antonín Dvořák. La ópera narra la historia de una ninfa acuática que desea convertirse en humana para poder ser amada por un príncipe.

8. La película está basada en el relato El hombre bicentenario, de Isaac Asimov, pero también incorpora elementos de la novela Las positrónicas, del mismo autor, y de la novela Pinocho, del escritor italiano Carlo Collodi. Esta última es la historia original del famoso personaje de madera que quería ser un niño de verdad, y que es mucho más oscura y compleja de lo que la versión de Disney nos ha hecho creer.

9. La película abarca la vida de Andrew durante exactamente 200 años, desde el 3 de abril de 2005 hasta el 3 de abril de 2205. En ese tiempo, Andrew pasa por varias etapas de transformación, desde ser un robot totalmente mecánico hasta convertirse en un ser orgánico e indistinguible de un humano.

10. Robin Williams se inspiró en el personaje del hombre de hojalata de El mago de Oz para crear su forma de caminar y moverse como Andrew. El actor dijo que quería imitar la rigidez y la torpeza del hombre de hojalata, que también buscaba un corazón para sentir.

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